Hola! He conocido a varias personas que sienten miedo, inseguridad, vergüenza, a la hora de ponerle precio a sus productos o servicios... y no es para menos! a quién no le sucedió?
Pero antes de profundizar en lo antedicho, hablemos del valor y el precio.
Sin dudas son conceptos muy ambiguos y para muchos son lo mismo.
Pero según la ciencia económica no es así. Si vamos a las definiciones de cada uno resulta:
Valor: Utilidad que tiene este producto o servicio para el consumidor.
Precio: Cantidad de dinero que permite la adquisición o uso de un bien o servicio.
Si nos referimos al valor, podemos entender que el mismo está cargado de más conceptos, y no solo a la cantidad de dinero que se paga por tal o cual cosa.
Para saber que precio debemos ponerle a nuestro producto o servicio, deberemos tener en cuenta varios puntos:
El costo de la materia prima (si es un producto)
El costo de la mano de obra (si es un producto)
El valor hora que nos lleva realizar un servicio o producto
El valor de mercado del momento y lugar donde lo vamos a vender
La ganancia que deseamos obtener del mismo...
Entre otros...
De antemano este producto o servicio está cargado de un gran valor emocional para quien lo ofrece. Pero vayamos al comprador, al consumidor que es quien decidirá si lo compra o no.
El comprador, no ve ni conoce todos los puntos anteriores mencionados. El comprador ve un precio marcado, por ejemplo $ 1.000. Pero no solo ve eso, sino que siente algún tipo de emoción provocada por dicha adquisición.
Nuestro producto o servicio le estará resolviendo algo en particular, le estará brindando algún tipo de placer, por lo tanto este producto o servicio no solo tendrá el precio de $ 1.000 sino que tendrá un gran valor emocional para el comprador. En base a ello, decidirá si compra o no.
Por lo tanto, entendiendo que nuestro producto o servicio es más que eso, es la solución a problemas, es satisfacción, son gustos, son recompensas, son resultados para el cliente, podemos ponerle el precio y el valor que consideramos justo tanto para nosotros como para el cliente.
Porque lo primero y más importante es que nosotros lo ofrecemos desde el amor y el convencimiento que estamos colaborando con los demás, el fin es bueno, y eso se siente y se transmite, humanizando tu producto o servicio.
A la hora de plantearte los puntos anteriores para ponerle el precio y sumarle todo el valor que tiene el mismo, no dudes en poner el precio que consideres acorde y justo con lo que ofreces. El cliente indicado reconocerá todo lo mencionado y no medirá el costo económico sino el valor de adquirir lo que ofreces.
Buena venta! Tu lo mereces!
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