"El arte de no enroscarse tanto..."
- Deagestoria

- 10 jul
- 2 Min. de lectura
Porque a veces una quiere que todo le chupe un huevo… pero no se anima (o no puede).
7 pasos para vivir más liviano, sin perderse.
1. Nombrá lo que te duele
Nombrá lo que te duele. No se trata de hacerte la fuerte, sino de saber con qué estás lidiando.
Hacete el espacio para identificar qué te está afectando. A veces andamos irritables, cansadas o con ansiedad y no sabemos por qué. Ponerle nombre al malestar no te debilita, te da claridad.
📝 Ejemplo: “Estoy frustrada porque siento que no me alcanza el tiempo”, en vez de decir solo “Estoy mal”.
2. Focalizá en lo que podés controlar
Focalizá en lo que podés controlar. El resto, no es tu mochila
No podemos cambiar todo. Pero sí podemos elegir cómo actuar frente a lo que pasa. Separar lo que depende de vos de lo que no, te devuelve poder.
💡 Ejemplo: No podés evitar que alguien critique, pero sí podés elegir cómo responder (o no responder).
3. Respirá antes de reaccionar
Respirá antes de reaccionar. Sí, literal. Tres respiraciones profundas
Cuando algo te saca, no respondas en automático. Parar, respirar (sí, así de simple), te da el espacio para elegir cómo actuar con más conciencia.
🧘🏽 3 respiraciones profundas pueden cambiar tu reacción y tu día.
4. Hacé una lista de lo que te calma
Hacé una lista de lo que te calma: personas, lugares, hábitos. Son tus refugios
Tener identificados tus “refugios” te ayuda a recurrir a ellos cuando lo necesitás. Pueden ser personas, lugares, gestos, frases, actividades.
🫶🏼 Ejemplo: charlar con alguien que te entiende, tomar mate en silencio, caminar sin celular.
5. Elegí tus batallas
Elegí tus batallas. Preguntate: ¿esto me va a importar en un mes?
No todo merece tu energía. Preguntate: “¿Esto me va a importar en una semana? ¿Un mes?” Si la respuesta es no, soltalo.
🧠 Ahorrá energía para lo que sí vale la pena.
6. Pará para agradecer
Pará para agradecer. A veces no es que falte todo, sino que dejamos de mirar
La gratitud no niega lo difícil, pero te permite equilibrar la mirada. No es positivismo tóxico, es registrar lo que sí está bien, incluso en medio del caos.
🌼 Una pausa al final del día para agradecer cambia tu perspectiva.
7. Cuidá tu cuerpo: dormí, movete, comé con amor
Dormí, movete, comé con amor. Tu cuerpo también sostiene tu ánimo
Tu salud física influye en cómo te sentís emocionalmente. No hay mente sana en un cuerpo agotado.
🌙 Dormir bien, mover el cuerpo, nutrirte: son actos de amor propio, no de exigencia.
“No se trata de que todo te resbale. Se trata de elegir qué te atraviesa, y desde dónde lo vivís. Yo también estuve ahí… y a veces vuelvo. Pero elegí otro estilo de vida.”
Deseo te motive a aplicar alguno de estos pasos y aporte a tu vida.
Te abrazo!
Daniela



Comentarios